Edison Cocíos un verdadero estudiante del Instituto Nacional Mejía

El anhelo de Édison Cocíos es ser Presidente de la República

Unos días antes de que recibiera el impacto de la bomba lacrimógena en su cabeza, el pasado 15 de septiembre, Édison Cosíos se aprestaba a dibujar en la pared de su cuarto el rostro de Ernesto ‘Che’ Guevara. Pero su padre, Manuel, lo impidió.
Esta es una de las facetas del estudiante de quinto Sociales del Colegio Mejía, cuyo estado de salud aún es reservado. Tiene paralizado el lado izquierdo de su cuerpo y sigue en observación en el área de Neurocirugía en el Hospital Eugenio Espejo.
Luego de estar 20 días en Terapia Intensiva, este joven adquirió la bacteria acinetobacter, que puede producir infecciones de los aparatos respiratorio, urinario y en la herida. Pero a su lado permanece a diario su madre, Vilma Pineda, quien se acerca con seguridades, pues puede afectar a una persona baja en defensas.
Hasta ahora Édison lucha junto con su progenitora por sobrevivir y alcanzar uno de sus sueños: ser Presidente de la República. “Yo le dije una vez de broma que si llega al menos a la Asamblea podrá mantenerme. Me respondió que lo sentía, pero que no podía ser corrupto igual que el resto”, contó Vilma la tarde del pasado jueves, en la sala de espera junto con la enamorada de Édison, Vanessa.
Este muchacho, quien nació el 30 de junio de 1994, siempre demostró tener cualidades de líder en el colegio. Antes de que fuera impactado con la bomba lacrimógena, dentro de la institución, cuando se aprestaba a salir, él estaba formando un movimiento estudiantil. No tenía sesgo político ni vínculo alguno con los tradicionales grupos revolucionarios. Tenía pocos integrantes, pues apenas se estaba integrando, a partir del Consejo Estudiantil.
Édison mostró esa iniciativa desde hace dos años, cuando como jefe de campaña logró la presidencia de su lista para el Consejo Estudiantil. Este año volvió a ganar la elección. “Mi hermano dedicaba mucho tiempo a navegar en páginas de historia, de presidentes, de movimientos y de sus líderes”, recuerda Andrés, el hermano mayor, de 23 años.
Nelson B. y Christian L., dos de su compañeros, lo recuerdan como un buen estudiante y un apasionado por sus ideales.
Pero a más de esta inclinación política, también le gusta el deporte. Es hincha de Liga y juega en el club barrial América, en La Argelia. De primero a tercer curso integró la selección de voleibol.
Es amante de la pintura y del arte. Junto a los pósteres del Che Guevara y de Eloy Alfaro que fija en su habitación, tiene dibujos hechos por él. “Siempre ha sido incondicional conmigo y por eso estoy aquí con él”, sostiene su enamorada, quien recibió dibujos de él como muestra de afecto.
Hasta su perrita (una french poodle llamada Princesa) sufre por su ausencia. Él la cuidaba. La cotidianidad de esta familia se vio alterada con este suceso. Lejos quedaron los paseos familiares y las cenas amenas, ahora solo esperan que se haga justicia.

Tomado  de EL COMERCIO  9 de  octubre 2011